Los coches, camiones y todoterrenos modernos suelen estar diseñados para recorrer cientos de miles de kilómetros. Un vehículo bien mantenido a menudo puede tener una lectura del odómetro de 200.000 millas o más y aún así proporcionar un viaje seguro y cómodo. Al comprar un coche usado de alta calidad, la mayoría de la gente busca vehículos con poco kilometraje, sin daños en la carrocería y que parezcan haber sido cuidados adecuadamente. Sin embargo, un bajo kilometraje no siempre es una ventaja. Siga leyendo para saber por qué comprar coches usados con poco kilometraje puede acarrear más problemas.
¿Qué se considera un coche usado con poco kilometraje?
En los concesionarios de coches se habla mucho del bajo kilometraje. El conductor medio en Estados Unidos recorre entre 10.000 y 12.000 kilómetros al año. Así que un coche de cinco años con 25.000 millas en él se considera un vehículo de bajo kilometraje, ya que el promedio de cinco años de edad del vehículo puede tener 50.000 a 60.000 millas en él.
Un coche de cinco años con 15.000 kilómetros se consideraría un vehículo con muy pocos kilómetros. Aunque pueda parecer una gran idea comprar un vehículo con muy pocos kilómetros para su edad, podrías estar preparándote para grandes facturas de reparación.
¿Qué tiene de malo un coche con poco kilometraje?
En muchos casos, no hay nada malo en buscar un vehículo con poco kilometraje. Tiene sentido que un coche con menos kilómetros tenga menos probabilidades de requerir reparaciones costosas durante el tiempo que lo poseas. Sin embargo, los coches con un kilometraje extraordinariamente bajo pueden tener múltiples problemas.
Los vehículos están diseñados para circular con regularidad, y un vehículo con poco kilometraje puede haber pasado gran parte de su vida almacenado o, peor aún, a la intemperie y expuesto a los elementos.
Tres problemas potenciales de los coches con poco kilometraje
Hay tres problemas principales que hay que tener en cuenta al evaluar un vehículo con menos kilómetros que la media:
1. Pudrición seca. Los coches antiguos con poco kilometraje pueden ser propensos a tener neumáticos con pudrición seca, que pueden ser difíciles de mantener correctamente inflados. Al conducir, los neumáticos pueden expandirse repentinamente y romperse, causando agujeros, fugas e incluso reventones.
2. Juntas y sellos de goma resecos. Muchas piezas de goma no envejecen bien cuando no se utilizan. Un coche con muy pocos kilómetros puede ser más propenso a desarrollar fugas de aceite si los sellos y juntas de goma se rompen.
3. Problemas con los fluidos. El aceite y la gasolina pueden atraer la humedad cuando permanecen en reposo durante periodos prolongados, lo que podría dañar el motor. El líquido de transmisión y el anticongelante también pueden gotear con el tiempo.
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